Me gustan los acontecidos. Esas pequeñas perlas de experiencias personales que enriquecen la propia. Endulzadas por el egolatría de la memoria o por las inquietudes literarias del interlocutor. Pero todos ellos bellos y hermosos.

Estaba leyendo un post del sentido de la vida, llevaba ya unos cuantos que pasaba de largo sin leer debido al aumento exponencial de egocentrismo que estaba sufriendo el blog, pero este en cuanto he visto que empezaba con un acontecido me decidí alegremente a leerlo.

Y cuando llevaba solo dos líneas me he preguntado, y porque este si y los demás no?. Y he dado con la solución. Me encantan los acontecidos. Me encantan las experiencias de los demás. Me encanta estudiar la condición humana, y que mejor forma que con buenos acontecidos.

Y como estudioso de la condición humana, no solo me encantan los acontecidos. Me encantan las voces en off de las películas policíacas como Blade runner, me encantan los diálogos de las películas de Billy Wilder, y me encanta socializarme y estar rodeado de gente. Lo malo es que no se si es porque realmente me gusta la gente, o porque simplemente me gusta estudiarla. Imagino que la mitad de la gente me gusta, y la otra no. Y que a toda me gusta estudiarla :-).