Todas las entradas de: Flavio

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en el que Ahora está de moda escribir así…

¿Y como es así?

Economizando palabras.

Eliminando lo superfluo.

Que nadie vaya a leer una palabra de más.

Pero que líneas no falten.

Y…

Cliffhangers menos aún.

A esto último lo llaman ahora bucles abiertos.

De vez en cuando puedes escribir una frase algo más larga. Incluso usar algún que otro punto seguido. No vaya a parecer que estás escribiendo poesía. Ya has captado la atención del lector, y lo puedes aprovechar por un momento, pero solo por un momento.

No abuses que se te cansa.

Si es que ahora ya te ponen el tiempo previsto de lectura de los artículos -como diciéndote: tranqui tronqui, que esto pasa rápido- y ojo cuidao si pasa de 5 minutos, que la liamos.

Que ahora nos informamos de clickbait en clickbait, y el resto de texto solo se lo lee el Googlebot.

También las IAs.

Que ya se pasan el día leyéndose unas a otras.

Así que fatigado tu lector después de leer tres frases seguidas, tienes que volverle a hacer un cliffhanger, perdón, bucle abierto.

A lo que hemos llegado con el scroll infinito…

Lo peor de todo es que mola.

Me he descubierto leyendo con efusión textos -normalmente newsletters- con este estilo.

Por cierto, lo de cambiar comas o paréntesis por guiones medios, también es nuevo, ¿no?

Hoy acabo de leer a un newslettero -no sé si existe algún termino para este gremio- utilizar de cliffhanger para su suscripción de pago, el acceso a un maravilloso prompt para eliminar las palabras superfluas de tus textos.

Muerte a los adverbios exclamaba drásticamente.

Pero eso me he prometido que no. Para mis textos personales nunca utilizaré la IA -a los profesionales que les den-

Sería perder cualquier tipo de alma y personalidad.

Así que no, de ninguna manera, nanai, naranjas de la china, ni de coña, vamos, que no… ¿o sí?

 

 

 

en el que Nostalgia por el Futuro

La fabulosa serie Pantheon, introduce el concepto de nostalgia por el futuro. La nostalgia es un sentimiento inherentemente relacionado con el pasado. Sentimos nostalgia por los momentos y épocas en los que hemos sido felices, o al menos en los que creemos que lo hemos sido ¿Pero qué es sentir nostalgia por el futuro?

En la serie Pantheon se habla de quien no ha tenido pasado, y siente nostalgia por el futuro, lo que se podría interpretar como sentir nostalgia de la propia nostalgia que nunca se sentirá. Pero también podríamos decir que la nostalgia por el futuro es una forma florida de referirse a la falta de esperanza en este.

Vivimos en unos tiempos proclives a la nostalgia por el futuro entendida de esta forma. Tengo un amigo boomer que se queja mucho de la falta de ganas y esfuerzo de los jóvenes de hoy en día, y se enoja sobremanera cuando hago hincapié en que él forma parte de una generación privilegiada, seguramente la más privilegiada que ha habido en nuestro país.

A partir de los boomers, cada generación lo ha tenido peor que la anterior, siendo cada vez más pobre, llegando a las realmente preocupantes cotas actuales.

Un joven boomer podía contar con que si se esforzaba, tendría una recompensa en forma de calidad de vida y patrimonio en las décadas siguientes, pero los jóvenes de ahora por mucho que se esfuercen lo tienen igual de complicado que en la lotería de La fuga de Logan.

El cambio climático, la deriva política mundial, el cada vez más desnivelado reparto de la riqueza y el declive de la civilización occidental le hacen pensar a uno si traer un hijo al mundo no es simplemente un acto de egoísmo.

Pero la nostalgia por el futuro no es desesperanza, o meta-nostalgia.

Si le preguntas a ChatGPT sobre el concepto de nostalgia por el futuro en Pantheon, te dirá algo como: “El concepto de "nostalgia por el futuro," como se menciona en la serie "Pantheon", se refiere a un sentimiento de anhelo o añoranza por futuros imaginados o posibilidades que aún no se han realizado, pero que una persona siente como perdidos o inalcanzables. Es una especie de melancolía anticipada por oportunidades o experiencias futuras que uno cree que no podrá vivir.”

También se dice que donde fuiste feliz, nunca debieras tratar de volver. Porque la nostalgia, aunque se relacione con la melancolía, es un sentimiento agridulce, que genera cierta felicidad si no se abusa de él, y debemos cuidar y proteger los recuerdos que nos la generan.

Y así es también con la nostalgia por el futuro, pero intercambiando recuerdos por sueños. Los de mi generación seguro que podrán identificar este sentimiento agridulce al rememorar cuando siendo niños se imaginaban cual Marty McFly surcando el barrio en patinete volador, viviendo la realidad virtual en su máxima expresión como en El cortador de césped, o conduciendo coches voladores como en Blade Runner, todos ellos nostálgicos futuros en los que nos imaginamos inmersos en incontables ocasiones, y que dábamos por descontado que en 2025 ya se habrían hecho realidad.

 

 

 

Cuando le ponen nombre a las cosas que ya sabías

Hace ya tiempo que me di cuenta que en la gran mayoría de las ocasiones, ocurre primero el acto y luego la justificación y racionalización del mismo. Es decir, primero haces lo que te apetece, y luego buscas una justificación que te haga sentir bien contigo mismo de por qué lo has hecho, por muy peregrina que sea esta justificación, y así evitar caer en la disonancia cognitiva. Cuando esto último falla, y no eres capaz de justificarte sin romperte por dentro, es cuando muchas veces vienen las depresiones.

Ahora que están tan de moda los cursos y masters sobre toma de decisiones, se habla mucho de esto y se le pone nombre, por lo que queda oficializado algo que ya sabía, o al menos, intuía.

También sucede con las metodologías. Al tiempo de gestionar mi propia empresa con sus correspondientes empleados, uno de los principales enemigos con los que advertí que me iba a tener que enfrentar era la tendencia a suponer cosas, en vez de hallar certezas. Por lo que declaré a la suposición enemigo público, y prohibí su uso como verbo, además de a sus sinónimos. Así mismo, periódicamente animo a la curiosidad e investigación a mis empleados. El caso, es que con el tiempo di con la metodología de los Five Whys, descubriendo que como todo, ya estaba inventado, y esta vez, desde hacía un buen tiempo, ya que se habla de Aristóteles y sus cuatro causas como precursor de esta metodología.

Esta mañana en la newsletter de Javi Carnicero, leía sobre los bucles abiertos, como atrapan al lector, y los desagradables que son. Recuerdo que tuve una pareja muy dada al te tengo que contar algo, lo cual me sacaba de quicio, ya que mi cabeza no podía dejar de dar vueltas pensando en que era eso que me tenía que contar tan importante como para que me lo hubiese advertido sin llegar a contármelo.

Con el tiempo, descubrí que era una forma bastante egoísta y poco empática de hacer que yo le recordara que me tenía que contar algo, pero aún siendo consciente de esto, y pese a que le solicité e incluso imploré que abandonara esta práctica, ella seguía realizándola, y yo seguía comiéndome la cabeza aunque conscientemente sabía que lo que me tenía que contar iba a ser cualquier tontería. Entonces no lo llamaba bucle abierto o cerrado, pero hoy leyendo a Carnicero, supe que uno de los nombres que tenía era este, y que se utilizaban conscientemente para atrapar la atención del lector, cosa que ya me olía.

Y es cuando ves que le ponen o ya tenían nombre las cosas que ya sabías, que se produce una validación o bien por falacia de autoridad, al constatar que una persona con gran reputación ve las cosas como tú, o bien, por pensamiento de grupo, cuando son muchos los que comparten tu razonamiento o método. Lo cual es bastante peligroso, ya que te aparta del estado mental de total incertidumbre y curiosidad, que considero, es el ideal para formar el pensamiento crítico.

en el que la Rabia, Jon y su padre

Hoy he tenido mi primera conversación con mi hijo sobre la rabia. Bueno, realmente fue hace unos meses, que fue cuando empecé a escribir este texto.

Había hecho ya varios intentos de hablar sobre la rabia con él, y leído libros sobre la rabia como: Tengo un volcán, de Miriam Tirado, pero hoy es la primera vez que no ha rehuido la conversación, y me ha contado su experiencia de cuando él había sentido rabia.

Yo le he hablado mal porque llevaba una tarde en la que no me hacía caso a nada, y al final me desesperé. Al poco, volví a hablar con él. Le conté como me había sentido y el porqué, y que lo sentía, y que ya se me había pasado y si me daba un abrazo. Me dijo que no de primeras, pero al poco debieron de empezar a juntarse puntos en su cabecita, y me contó que él también había sentido rabia y había hablado mal a la yaya el otro día, porque la yaya no hacía lo que él le decía. Y al momento de contármelo, y seguramente de empatizar con la yaya al descubrir que como se acababa de sentir, es como seguramente se sintió la yaya el otro día, quiso abrazarse conmigo mientras yo me derretía por dentro y se me escapaba una lagrimita por fuera.

Jon es un niño de cuatro años, por lo que está descubriendo y haciéndose a sus sentimientos. Pero además, dentro de los niños de cuatro años, es algo más sensible y sentido que la media, y le cuesta más que a la media gestionarlos. Hasta no hace mucho, su forma de lidiar con ellos era cerrarse al mundo exterior impidiendo durante un tiempo, bastante largo, que se pudiera interactuar con él.

Yo no puedo dejar de ver los paralelismos con su padre, ya que nunca se me ha dado nada bien gestionar los míos, y la forma más habitual de hacerlo ha sido encerrarme en mi mismo y procesarlos a duras penas, normalmente con resultados poco satisfactorios para mi persona.

Y allí estaba yo, siendo tremendamente consciente de todo lo que me ha hecho sufrir esta carencia, y queriéndosela evitar a toda costa a mi hijo. Y allí nos teníais, a un padre de 46 años educado a la antigua usanza de que los hombres no muestran ni hablan de sus sentimientos, hablando de lo que nos hacía sentir y hacer la rabia y de como gestionarla con un niño de 4 años algo más sensible y sentido que la media.

 

Reseña de Planet of Lana (videojuego)

Hay videojuegos que entretienen, otros que divierten, otros donde se compite, muchos que aúnan varias o muchas de estas cosas, y otros muchos que son arte. Que aúnan los aspectos de otras artes como la literatura, música, pintura, arquitectura, escultura, cine, fotografía, etc, y suman lo que hace de este medio único, la interactividad.

En Planet of Lana, como en muchos otros juegos que me gusta denominar como arte interactivo, el principal objetivo del juego es contar una historia al jugador, y hacerle participe, y por ende, que se sumerja en ella.

Una armoniosa aldea, una joven protagonista, un evento cataclísmico, y una epopeya para rescatar a todo un pueblo, y a todo un planeta, pero sobre todo, a un ser querido al que nos une un lazo especial.

Si eres un viejuner, el juego te recordará a Another World, Flashback o Prince of Persia, pero más al primero de los tres. Si no estabas dándole duro al joystick por mediados de los años 80 y principios de los 90, te recordará más a Inside.

Me ha llevado 7 horas terminar el juego. No he ido ni rápido ni despacio, ni me he bloqueado en ningún puzzle. Los puzzles no son difíciles, ni tampoco aburridos por simples, pero me da la impresión de que los creadores quieren evitar que el jugador se atasque, y su interés es que la historia corra fluida, cosa que consiguen. Al principio puede que algunos puzzles se hagan repetitivos, pero pasadas un par de horas el juego coge una buena velocidad y dinamismo, y llega un momento que como sucede con los buenos libros, no puedes parar hasta llegar al final, tanto para alcanzar el desenlace, como para desvelar la intriga oculta en la trama.

El apartado artístico es para quitarse el sombrero, con especial énfasis en la banda sonora. Lo que profundiza la inmersión en la historia. Hay escenas de apretar o pulsar repetidamente el botón correcto cuando toca, que son realmente trepidantes. Aunque la dificultad de apretarlos sea mínima, se tiene que estar concentrado para superar la escena. Tener que hacerlo cambia la actitud del jugador ante el momento. De ver una cinemática pasar por delante de sus ojos en actitud pasiva, a forzar una actitud activa de concentración provocándole que forme parte activa de la acción.

Mención especial también merece el apartado creativo de los diferentes escenarios. Su diseño, y las paletas de colores elegidos para los mismos en perfecta combinación con la banda sonora. En alguna ocasión he acabado en un foso porque andaba ensimismado deleitándome con ellos, prestando atención a los pequeños detalles que los salpican, en vez de a las trampas del camino.

Uno de esos juegos; una de esas historias; que me dibujará una sonrisa en el rostro cuando algo me lo evoque.

Aquí dejo la banda sonora completa.

Sobre el tema Horizons, indica el usuario de Youtube: @MarshalDTeachh ”Horizons is one of the most beautiful songs accompanying one of the most beautiful scenes I've ever experienced in my entire 24 years of life. Much love for this game, and the people who made it everything is full of beauty and long lasting memory.”

en el que la nostalgia del teclado de más de 20 años

Llevo años desde que los descubrí, con querencia al teclado de tecla de recorrido corto, pero hace un tiempo y llevado por la moda, he estado mirando teclados mecánicos, sobre todo para mi faceta gamer. Para esas partidillas que juegas contra ese amigo al que tanto quieres… ver muerto :), para las cuales cualquier desembolso está justificado, y si te sirve para dedicarle un buen jugado al susodicho después de hacerle morder el polvo, totalmente amortizado.

Estuve en busca y captura un par de veces, pero en ambas ocasiones el sobreprecio que tienen los productos para “gaming” me echó para atrás. Sobre todo cuando pensaba en aquellos geniales e indestructibles teclados mecánicos que tenía yo en aquel cyber sin café, aquel que fuera mi primer negocio. Ya quisieran ser estos modernistas teclados mecánicos gaming la mitad de teclados que eran aquellos.

Así que se me encendió la bombilla. Siendo tan indestructibles seguramente tuviera alguno funcional en el almacén, y aunque fueran PS2, con ponerle el adaptorcillo a USB de turno ya lo tendría solucionado.

Pues no es que hubiera sobrevivido uno o dos, es que de aquel entonces, pocos eran los que habían caído, y estamos hablando de que aquel cyber, lo monté allá por 2002, no ha llovido ni ná…, ¡¡más de 20 años !!

Y aquí a continuación se lo presento, un fabuloso teclado Logitech de inicios de siglo, cuyo modelo concreto reto a que acierten indicar en los comentarios.

Durante unas semanas estuve la mar de contento mientras mis dedos se impregnaban de nostalgia, cada vez que encendía el ordenador de casa y pulsaba teclas y sonaba aquel mecánico clac. Pero la retro novedad pasó, y yo ya he vivido suficiente como para caer en modas y autoengaños, así que volvió a hacerse con mi mesa mi querido teclado de recorrido corto, el cual acaricio más nunca aporreo, y que me permite alcanzar vertiginosas cotas de pulsaciones por minuto.

Y lo que se iba a convertir en más que una entrada, una oda a la nostalgia y a lo bien que se hacían las cosas antes, que también, finaliza con la constatación que madurar es también conocerse cada vez mejor a uno mismo, y arraigar la personalidad tanto en las grandes como en las pequeñas cosas.

y a ti que te genera (formar)

Pocas cosas hay más satisfactorias que formar, cuando se consigue. Y mas frustrantes que formar, cuando no se consigue.

Ver como tus alumnos aplican exitosamente lo que les has enseñado es altamente gratificante. Tanto, y tan inversamente proporcional como intentar una y otra vez explicar un concepto, que no acabas de conseguir que se entienda. El mayor ejemplo en mi vida de esto, es el histórico de ocasiones y aproximaciones distintas que he probado con la noción de router para que los comerciales de mi empresa lo asimilaran. Analogías postales, viales, y cualquier cosa que se me haya podido ocurrir o viera que otros utilizaran como analogía, pero siempre con el mismo escaso éxito. Y no sabría decir si considerarme persistente u obstinado al respecto, como diría Jaime Rodriguez de Santiago en el capitulo 215 del podcast: Kaizen.

Pero hay un disfrute en el camino. En preparar la lección, en recabar, aglutinar y organizar los conceptos para la misma. En discurrir la mejor forma de trasvasar los conocimientos. En ponerte en el lugar del alumno, en prever los conceptos faltantes, las piezas del puzzle que les faltan, y estudiar la forma de vadearlos para hacerles llegar el conocimiento que quieres transmitir, sin hacer la lección demasiado compleja o densa. Sin duda el profesor obtiene un gran aprendizaje en preparar la lección, en muchas ocasiones, mayor que lo que consigue que absorba el alumno. El mismo disfrute que se alcanza mientras se prepara un libro divulgativo.

Ya sé que la frase de disfrutar del camino, o el camino es lo importante y no la meta, debe estar en el top5 del Mr. Wonderful Parade. Pero tan cierta es, como difícil de mantener presente. Estamos diseñados y programados para alcanzar fines y metas, y si esto no fuera poco, nuestra sociedad nos adoctrina para perseguir y alcanzar el éxito haciéndonos creer que es lo único que le da sentido a nuestra existencia. Por lo que, aunque estén muy de moda este tipo de frases en el mundo motivacional y de la auto ayuda, en realidad, el Dios de nuestra era: las redes sociales, abogan por todo lo contrario. Por el fin, el éxito, en vez del camino. Quizás haya quien piense que no son antagonistas, pero irremediablemente cuando miras a uno, pierdes de vista el otro y viceversa. Es probable que quien se centra en el camino, se encuentre el éxito por algún lugar del mismo, pero considero que una buena analogía sería que la primera virtud necesaria para que alguien sea un buen gobernante, es que no desee gobernar. Y esto último me permite recomendar el libro: El cetro del azar de Gérard Klein.

 

 

 

en el que Planet of Lana y los juegos Indie

Empecé ayer, y llevo unas 2,7 horas jugadas al Planet of Lana, lo cual para un padre de un muy demandante a la par que energético niño de 4 años, y contando con muy poco soporte familiar, casi es todo el tiempo libre disponible en un fin de semana. Digo casi, porque en Netflix han sacado los tres primeros capítulos de la temporada dos de Arcane, y eso se devora a la que sale.

Planet of Lana, me trae a la memoria Another World, Prince of Persia y Flashback, y eso es mucha nostalgia para poder resistirse uno. Es decir, es un arcade de plataformas, con elementos de puzzle y acción, este con mucho más puzzle que acción, con movimientos que evocan la famosa rotoscopia. Por cierto, muy recomendable el siguiente documental sobre como Jordan Mechner, creador de Prince of Persia, se enfrentó victorioso a la mayor parte de limitaciones técnicas del hardware de la época: How Prince of Persia Defeated Apple II's Memory Limitations | War Stories | Ars Technica.

El apartado artístico me puede en todas las piezas de entretenimiento que disfruto, y en lo que viene siendo la vida en general: gráficos, estilo visual, animaciones, música, etc., hacen en ocasiones que comulgue con malas historias, defectuosas narrativas, inverosímiles argumentos u otros aspectos de fondo, siendo para mi disfrute más que suficiente un buen arte en la forma. Soy de esas pocas personas que celebran cuando se dan cuenta de que la película que han ido a ver es un musical (Joker: Folie à Deux 🙂), y que disfruta jugando a un walking simulator con buen apartado artístico. No estoy diciendo que el fondo no sea bueno en Planet of Lana, pero solo estoy al comienzo de la historia.

¿Y como es el apartado artístico de Planet of Lana? Está muy cuidado, eso se nota desde el principio. Cuida los detalles y tiene un buen número de ellos, además de buscar y conseguir el preciosismo. La apariencia es estilizada, lo que para un amante de las acuarelas como es el menda, siempre es de agradecer. Los sonidos y la música te envuelven en la trama, con una factura esquisíta. Como dirían en la charcutería de mi barrio, es arte del bueno 🙂.

Ya no se puede hablar de la escena indie del videojuego como algo nuevo, o que es un aire fresco en la industria, ya que está totalmente establecida. Cada vez es menos costoso para un pequeño grupo de artistas, porque hasta el que se pica el código más gris de un videojuego es un artista, o incluso para una sola persona que se aventura a encargarse de el amplio número de aspectos de un videojuego, realizar un trabajo profesional y vistoso que acompañen las ideas y creativos conceptos que quieran dar a luz. Eso hace que que desde hace ya años nos encontremos con autenticas joyas cada vez de forma más frecuente. Con esto no quiero decir que sea sencillo ni mucho menos. Estamos hablando normalmente de personas que sacrifican sus ahorros para poder estar 2 años o más gestando su proyecto, el cual la mayoría de las ocasiones no genera un retorno de inversión positivo, y obliga al grupo o a la persona, a dedicarse a otra cosa, o con suerte si puede seguir en el mundo de los videojuegos trabajando para un estudio mediano o grande.

Pero es verdad, que al menos ahora es posible jugársela como antaño en la llamada década dorada de lo videojuegos, y de vez en cuando se logra. Lo genial de la escena indie, es que no sufre de afectación por el mercado. No están obligados a hacer y rehacer lo mismo que ya funcionó, para no tomar riesgos con la inversión frente a los inversores, aunque eso acabe en una degeneración periódica en cada lanzamiento como si de una sociedad que se reprodujera por clonación se tratase. Los creadores de la escena indie plasman sus ideas con las limitaciones propias del presupuesto, horas de trabajo necesarias y conocimientos técnicos, que se reducen cada vez más gracias a las herramientas, como son los motores: Unity, Godot, Unreal Engine, etc., y la propia comunidad de creadores y desarrolladores que tanto me recuerda a la del Open Source, una de las cosas que todavía me hace confiar en la especie humana.

Por eso, desde hace un tiempo tengo la afición de comprar juegos indie, y jugarlos en los pocos ratos libres de los que dispongo, lo cual se ha convertido en una de las actividades más enriquecedoras de las que realizo.

En el caso de Planet of Lana, el estudio indie es Wishfully Studios, el cual es sueco y supongo estará compuesto por estas seis personas (suecos parecen 🙂) que están manteniendo esta charla al parecer tan amigable, en esta foto que aparece en su web.

La música de Planet of Lana está compuesta por Takeshi Furukawa, en el siguiente minidocumental nos hablan de ella: The Music Behind Planet of Lana – Takeshi Furukawa

 

en el que The Bear capitulo 7 temporada 1 (Review – Revisión)

¡¡ ALERTA DE SPOILER !!

El capitulo 7 de la temporada 1 de The Bear (Review – Revisión), lo abre Lin Brehmer en el 93.1 de FM WXRT en el que después de un maravilloso speech nos deja sonando: Chicago (Demo) de Sufjan Stevens mientras los títulos de crédito se superponen sobre varias escenas de Chicago. Acabo de descubrir este temazo, y me encanta !!

Es muy difícil trasmitir un suceso de forma que te sientas parte de él, como si lo estuvieras viviendo. Y no me estoy refiriendo a una película de acción donde gracias al sonido envolvente y a planos subjetivos, sientes que corres entre las balas o los espadazos. Me refiero, a que entras dentro del cuerpo de cada actor, y sientes lo que su personaje está viviendo y las emociones que le recorren.

En este capitulo me he sentido dentro del cuerpo de tres personajes de esa cocina.

Es verdad, que quizás porque lo haya ya vivido en mis carnes, me he sentido en el cuerpo de ese responsable que se ve desbordado por las circunstancias de un trabajo que sacar adelante, una situación catastrófica sobrevenida debido a que alguien de su equipo se ha saltado sus directrices directas, y que además ve que en vez de ayudar, el resto del equipo pone más piedras en el camino. Lo que inevitablemente provoca que vaya perdiendo los nervios y saliéndose de sus casillas poco a poco, y que de forma igualmente inevitable cuando todo acaba estallando, se acaba dando cuenta de que lo urgente no siempre es lo importante. En esta ocasión la cosa no terminó bien, pero cuando termina “bien” y se consigue el objetivo, para quien no haya vivido algo así, os adelanto que no merecen la pena los cadáveres que se han dejado atrás.

También me he sentido en el cuerpo de esa chica que lo está dando todo para ayudar, y que es piedra angular en el equipo. Que realmente no se ha saltado la directriz de su responsable, si no que por pura mala suerte, ha desencadenado la crisis, pero que no considera que sea culpa suya realmente, si no un mero actor accidental en una serie de catastróficas casualidades. Dios mío, que buena actriz es Ayu Edebiri. Increíble como refleja en su rostro el momento en que traspasa el límite de todo lo que lleva cociendose en su interior durante largo tiempo.

Del mismo modo, me sentí dentro del sensible chef pastelero, quien ensimismado en los pasos finales para conseguir el donut perfecto que tanto tiempo lleva persiguiendo, encontrándose ajeno a todo el embrollo por el ensimismamiento y porque tampoco nadie le ha explicado la situación. Cuando finalmente logra el hito y va a mostrarle su hazaña y éxito a su referente e idolatrado responsable, este se lo destroza literalmente, mientras a gritos le dice que por qué le está jodiendo.

Este capitulo lo dirige: Christopher Storer y está escrito por: Joanna Calo

 

en el que relato corto Euskal Encounter 30: reencuentro (300 palabras)

Y ya que estamos, este es el texto que presenté al concurso de relato corto con un máximo de 300 palabras de la Euskal Encounter 30 (2022). El tema del mismo fue: reencuentro.

 

Para que haya un reencuentro primero tiene que haber un encuentro. El encuentro fue casual e improbable, como habitualmente suele ser la vida. Pero más improbables fueron la serie de decisiones que llevaron a que sus vidas se separaran. Él era retraído, tímido, pensativo, calculador y con una atracción natural por su opuesto, y no existía más opuesto que ella: alegre, alocada, cariñosa, sentimientos siempre por encima de la razón.

Pocas palabras bastaron para que ambos sintieran que no había cosa más natural que estar juntos. Igual que ella sentía que él era la nota final que completaba su melodía, él comprendía que ella era el algoritmo sencillo y perfecto que encajaba y hacia encajar su vida.

Pero el miedo les atacó, era demasiado bueno para ser verdad. Él no quiso que ella viera sus tinieblas, a ella sus complejos no la dejaron actuar. Ella pensó que era ella el problema, él que ella se cansó de sus rarezas. El decidió que no la merecía, ella se conformó con algo que se parecía al amor.

Destino se consideró despechada ¿Cómo era posible que hubiera concedido el muy poco frecuente presente a dos almas gemelas de encontrarse en una de sus vidas, y lo hubieran despreciado de aquella manera? Así que decidió a partir de entonces cruzar sus destinos con malicia, y tomó como costumbre que en cada reencuentro uno de ellos fuera libre y el otro no.

Cuatro décadas tardó Destino en perdonar la afrenta. Hoy se volvían a reencontrar tanto tiempo después esta vez por fin libres los dos, pero ahora eran dos personas distintas, que en el ocaso de sus vidas se volvían a encontrar por primera vez; dos desconocidos con una efervescencia propia de la adolescencia provocada por la firme convicción de volver a conocerse.