El capitulo 7 de la temporada 1 de The Bear(Review – Revisión), lo abre Lin Brehmer en el 93.1 de FM WXRT en el que después de un maravilloso speech nos deja sonando: Chicago (Demo) de Sufjan Stevens mientras los títulos de crédito se superponen sobre varias escenas de Chicago. Acabo de descubrir este temazo, y me encanta !!
Es muy difícil trasmitir un suceso de forma que te sientas parte de él, como si lo estuvieras viviendo. Y no me estoy refiriendo a una película de acción donde gracias al sonido envolvente y a planos subjetivos, sientes que corres entre las balas o los espadazos. Me refiero, a que entras dentro del cuerpo de cada actor, y sientes lo que su personaje está viviendo y las emociones que le recorren.
En este capitulo me he sentido dentro del cuerpo de tres personajes de esa cocina.
Es verdad, que quizás porque lo haya ya vivido en mis carnes, me he sentido en el cuerpo de ese responsable que se ve desbordado por las circunstancias de un trabajo que sacar adelante, una situación catastrófica sobrevenida debido a que alguien de su equipo se ha saltado sus directrices directas, y que además ve que en vez de ayudar, el resto del equipo pone más piedras en el camino. Lo que inevitablemente provoca que vaya perdiendo los nervios y saliéndose de sus casillas poco a poco, y que de forma igualmente inevitable cuando todo acaba estallando, se acaba dando cuenta de que lo urgente no siempre es lo importante. En esta ocasión la cosa no terminó bien, pero cuando termina “bien” y se consigue el objetivo, para quien no haya vivido algo así, os adelanto que no merecen la pena los cadáveres que se han dejado atrás.
También me he sentido en el cuerpo de esa chica que lo está dando todo para ayudar, y que es piedra angular en el equipo. Que realmente no se ha saltado la directriz de su responsable, si no que por pura mala suerte, ha desencadenado la crisis, pero que no considera que sea culpa suya realmente, si no un mero actor accidental en una serie de catastróficas casualidades. Dios mío, que buena actriz es Ayu Edebiri. Increíble como refleja en su rostro el momento en que traspasa el límite de todo lo que lleva cociendose en su interior durante largo tiempo.
Del mismo modo, me sentí dentro del sensible chef pastelero, quien ensimismado en los pasos finales para conseguir el donut perfecto que tanto tiempo lleva persiguiendo, encontrándose ajeno a todo el embrollo por el ensimismamiento y porque tampoco nadie le ha explicado la situación. Cuando finalmente logra el hito y va a mostrarle su hazaña y éxito a su referente e idolatrado responsable, este se lo destroza literalmente, mientras a gritos le dice que por qué le está jodiendo.
Y ya que estamos, este es el texto que presenté al concurso de relato corto con un máximo de 300 palabras de la Euskal Encounter 30 (2022). El tema del mismo fue: reencuentro.
Para que haya un reencuentro primero tiene que haber un encuentro. El encuentro fue casual e improbable, como habitualmente suele ser la vida. Pero más improbables fueron la serie de decisiones que llevaron a que sus vidas se separaran. Él era retraído, tímido, pensativo, calculador y con una atracción natural por su opuesto, y no existía más opuesto que ella: alegre, alocada, cariñosa, sentimientos siempre por encima de la razón.
Pocas palabras bastaron para que ambos sintieran que no había cosa más natural que estar juntos. Igual que ella sentía que él era la nota final que completaba su melodía, él comprendía que ella era el algoritmo sencillo y perfecto que encajaba y hacia encajar su vida.
Pero el miedo les atacó, era demasiado bueno para ser verdad. Él no quiso que ella viera sus tinieblas, a ella sus complejos no la dejaron actuar. Ella pensó que era ella el problema, él que ella se cansó de sus rarezas. El decidió que no la merecía, ella se conformó con algo que se parecía al amor.
Destino se consideró despechada ¿Cómo era posible que hubiera concedido el muy poco frecuente presente a dos almas gemelas de encontrarse en una de sus vidas, y lo hubieran despreciado de aquella manera? Así que decidió a partir de entonces cruzar sus destinos con malicia, y tomó como costumbre que en cada reencuentro uno de ellos fuera libre y el otro no.
Cuatro décadas tardó Destino en perdonar la afrenta. Hoy se volvían a reencontrar tanto tiempo después esta vez por fin libres los dos, pero ahora eran dos personas distintas, que en el ocaso de sus vidas se volvían a encontrar por primera vez; dos desconocidos con una efervescencia propia de la adolescencia provocada por la firme convicción de volver a conocerse.
Este año el concurso de relato corto de la Euskal Encounter tenía como única regla, que comenzase por: Era un día cualquiera cuando de pronto… No pude participar en el concurso porque no me enteré muy bien como y cuando había que enviar el relato, así que lo dejo por aquí:
Era un día cualquiera cuando de pronto mi móvil empezó a retumbar, era una alarma programada hace un año. Nada cuadraba. Yo nunca le hubiera puesto las cosas tan fáciles a mi yo del futuro. Si ese prepotente con aires de madurez y suficiencia moral quería algo, se lo iba a tener que ganar el mismo.
El mensaje era escueto, pero perfectamente entendible: más te vale estar mañana en Barakaldo a primera hora, que no quiero volver a dormir pegado a los gamers del LoL, y no te vuelvas a olvidar de la peana del monitor.
No entendía nada, quizás a mi yo del pasado le habían echado algo en el Colacao ese día. Nunca contemplé Barakaldo como un lugar con encanto turístico o de cualquier otro tipo. No sé por qué, era tan importante evitar a esos gamers de las risas, y lo que es peor, no recordaba donde había aparcado el coche anoche. Por otro lado ¿mi monitor tiene peana?
Junto a la nota había una píldora roja. Nunca le había dicho no a ningún tipo de sustancia psicotrópica, y esta no iba a ser la primera vez, así que aproveche los últimos mililitros de Monster que me quedaban, y pa’dentro.
Cuando de pronto todo empezó a cobrar sentido. En una epifanía de luz, fuego y destrucción, un Begitxo vestido de Gandalf se me apareció, mientras sonaba una música maquinera a la par que pegadiza, me empezó a relatar todo lo acaecido un año atrás, reflotando recuerdos que habían quedado enterrados en lo más profundo de mi psique, en lo que ya comprendía fue un acto inconsciente de autoprotección.
Fue entonces cuando dio comienzo un desenfreno de desmontaje y empaquetado. La torrre, y el monitor con su peana; los discos duros y la almohada; la silla, el gamepad, el teclado, el ratón, el joystick y las gráficas de VR; la nevera, la sandwichera, el carro y el humidificador. Los cientos de cables de cada tipo, los cargadores de más tipos aún, y aunque nunca lo reconoceré ante ningún ORG, el router; y ya que estaba, la impresora 3D y el televisor de 75’’ del salón; además de la Playstation y la XBOX. Y en el garaje me planté, con tres maletas, dos mochilas, y mobiliario para amueblar una pequeña oficina. Entonces me cuadró qué viviendo solo, me hubiera comprado un coche ranchera familiar.
El camino fue arduo, Mad Max se rodó en la A2 en un día de puente. La Estepa Castellana dejó paso a la Estepa Vitoriana, y más tarde al verde y “radiante” paisaje bilbaíno. Las nubes, el gris y los radares cada 100 metros me recibieron con su refulgente melancolía.
El entusiasmo me recorría el cuerpo, y debido a la excitación, tomé aquella rotonda un poco pasado. Era una curva de segunda, a la que entré en cuarta un poco revolucionado y culeando de atrás. Eso provocó que tuviera que contravolantear para esquivar al comercial de Euskaltel, a la vez que derrapaba para no llevarme a los repartidores de propaganda del Chino que andaban peleándose por el mejor sitio con los del Domino’s. Tampoco me lo pusieron fácil los del cosplay de Final Fantasy, que se encontraban justo delante de las hip hoperas del Just Dance. Ya andaba reduciendo cuando me llevé por delante aquellos juegos de mesa, el mayor bollo de la carrocería creo que fue causado por una edición coleccionista del Catán. Me quedé hipnotizado viendo pasar el tiempo en modo bala, con los ojos azules y cara de pánico de aquella pelirroja que andaba tocando música de videojuegos de oído en su piano.
Finalmente no pude esquivar al repartidor de Glovo a la vez que evitaba atropellar al grupo de entrenadores de Pokemons, por lo que acabé empotrado en lo que parecía un grupo electrógeno conectado a un generador de aire acondicionado de un centro de convenciones (BEC ponía en un cartel), espero no haberle causado ningún perjuicio a nadie…
Esta semana durante una comida en el trabajo, hablamos de las películas que nos habían marcado de Disney. Cuando llegó mi turno de contestar, no tuve que pensarlo mucho, sin duda de Disney y en general fue Tron. En aquella comida yo sacaba una década de edad al resto de comensales, y además eran todas féminas, así que ninguna de ellas había visto Tron ni les sonaba de nada. Ni siquiera les sonaba por la segunda parte: Tron Legacy (2010).
Tron es una película de hora y media de duración, producida por Disney, que fue lanzada en cines en 1982. Su actor principal es el carismático Jeff Bridges, al cual muchos asocian con el Nota, pero para mi siempre será Kevin Flynn. La película fue muy innovadora en muchos sentidos, uno de ellos la combinación de imagen real y CGI de una forma magistral. Todavía me maravillo al revisionarla por el resultado conseguido. Su trama y argumento también fueron muy vanguardistas, siempre y cuando rasques un poco en la película de aventuras que es.
Tron aúna todo lo que me acabó apasionando: la ciencia ficción, la informática, la animación, el CGI y la motos. Lo que me lleva a preguntarme qué fue antes, si el huevo o la gallina. ¿Ya estaba programado con estas pasiones y solo hacia falta una pequeña chispa, del tipo que fuera, para que prendieran? ¿O fue al ver esta película en mi infancia cuando era tan impresionable y mis conexiones neuronales seguían formándose a gran velocidad, lo que estructuró mi cerebro por estos caminos? No tengo ninguna pretension de hallar la respuesta a estas preguntas, pero sí me llama mucho la atención, como la película a la que posiblemente le guarde más cariño, incorpora todas las facetas que me acabaron apasionando en mi vida adolescente y adulta.
La película de las motos la llamábamos los chavales de mi edad por aquella época, debido a esa fantástica escena en la cual el héroe luchaba dentro de los videojuegos, en uno en el que a lomos de una futurista moto, dejaba una estela solida a su paso para como objetivo encerrar a los rivales y así terminaran chocando contra ella siendo destruidos.
Ya vista de adolescente, uno se percata de que la historia tiene bastante trasfondo. Los programadores son considerados mitos y deidades por los programas, los cuales viven dentro de un régimen autoritario y controlador, que además de hacer cosas de nazis como diría Peter Griffin en Padre de Familia, lucha contra Dios y su mesías quienes acaban liberando a los programas de la opresión. Llama la atención que ese mesías quisiera ser utilizado por el régimen para todo lo contrario, ¿quizás tenga algo de relación con lo que hizo el clericalismo?
Tron ha ido apareciendo en mi vida de forma constante:
Tron: Uprising (Serie de TV 2012–2013 TV-Y7 30min) ? Ya he comentado que una de mis pasiones es la animación, y la de esta serie es canela en rama :). Además, de ser una autentica joya en general, no por nada tiene un 8,2 en iMDB. Una autentica lástima que solo tenga una temporada.
Topo Soft lanzó en 1991 Zona 0, un juego basado en la escena de las motos de Tron, sin pedir permiso a Disney y con una fantástica portada de Azpiri. Así es como lo jugué yo en Spectrum.
Otra de las escenas de videojuegos míticas de Tron, es una en la que los contendientes se lanzan a dar, unos discos, utilizando efectos y múltiples rebotes en las paredes para alcanzar al contrincante y así eliminarlo. Con el pack inicial de mods de Half Life, venía incluido uno llamado Ricochet, que se basaba en esta idea.
A continuación les dejo con la que ya lleva siendo bastante tiempo la pantalla de bloqueo de mi ordenador principal:
Decir que somos animales sociales está tan manido que se podría denominar un tópico. Pero más allá de la necesidad del ser humano por socializar, está la de conectar y así escapar de la soledad que enmaraña nuestras almas.
A mí siempre me han gustado los deportes del motor, sobre todo en las ramas de velocidad. Me encantaba ver esas aburridas para casi todos los demás, carreras de Formula 1 en las que no pasaba nada durante casi toda la carrera y que iban retransmitiendo en Estudio Estadio a cortes entre partidos de balonmano y hockey sobre patines. No recuerdo a ningún chavalín de mi edad que las viera. Las motos, las cuales a mí también me encantaban, sí que tenían más aficionados (como han cambiado las cosas), pero aún así nunca tuve amigos a los que también les gustasen, por lo que nunca tuve con quien compartir mis aficiones por el motor. Nunca tuve con quien quedar a ver las carreras.
Hace unos años buscando por Youtube videos de uno de mis ídolos de las dos ruedas: Eddie Lawson, me topé con un canal llamado: La Recta de Atrás, en el cual tenían colgados videos donde hacían repasos de la carrera deportiva de los pilotos más famosos de los 80: Roberts, Spencer, Lawson, Mamola, Schwantz, Rainey, Doohan, etc. En pocos días los había visto todos, pero el canal al poco tiempo desapareció. Más tarde, no se muy bien por qué, me dio por buscarles otra vez, y voila, habían vuelto pero con otro nombre. Por lo visto habían usado fotografías con copyright de un tal Manfred para acompañar los videos, sin solicitar el permiso debido. Una autentica lerdada (ya volveré al termino lerdo más adelante).
Y ahí estaban los de la LrDa, publicando videos sobre pronósticos de MotoGP, y comentando después lo sucedido en las carreras, a la par que nos deleitaban con reseñas sobre motos feas, reportajes de carreras de vespas en las que participaban, entrevistas con gente del mundo del motociclismo pero fuera del mainstream pero con mucho que contar, o salseos varios a los que denominaban motozapping, todo ello profiriendo andanadas de motes a cual más ingenioso y tomándose en serio totalmente nada, defensa de Marc Marquez aparte. Y si hay algo que atrae a mi persona, es la gente que se toma la vida a broma.
Y por otra casualidad de la vida, me dio por buscarles en Telegram (ese bendito IRC 2.0), y me encontré un canal con 10 personas, o mejor dicho, con 10 lerdos más, y ninguno de ellos los gerentes del canal de Youtube, como no podía ser de otra manera ellos entraron más tarde, una vez que fueron informados por ToÑo de que contaban con un canal en las tierras telegrameras. Por eso es a ToÑo (@Gafarron) a quien debo uno de los lugares del metaverso donde me siento más cómodo.
Y ya habiendo crecido razonablemente el canal y el grupo de Telegram, la Gerencia a partir de ahora los patrones, organizaron una gala de premios a la que nos invitaron a todos los lerdos a asistir. Yo estuve pensándome durante toda la semana si hacer acto presencial o no. Hoy por hoy formo parte del grupo de los tímidos hasta que cogen confianza, solo que cuando cojo confianza estoy en el grupo de los que se cayeron en la marmita del desparpajo de pequeños. Me daba cosa ir, porque aunque he seguido siempre muy de cerca el mundial de motociclismo, yo nunca he tenido moto. Problemas de salud me lo han impedido, y temía sentirme desplazado estando allí en persona, sumado a que mis dos metros de altura tienen como consecuencia que las conversaciones discurran con una amplitud de onda alejada de mis oídos. Así que finalmente fui a la gala con la personalidad tímida puesta, por lo que después de ver el reparto de premios y estar un ratín deambulando por allí, decidí hacer mutis por el foro. Pero gracias al poder de la maza oscura, que fui interceptado en la salida por el gran Manda (@Mandaclet). Quien me recogió en su conversación, aderezada esta con poción mágica, y me reintrodujo en el local y presentóme a mis queridos amigos los Bekos (no cabré yo…). Por lo que mi segunda mención especial va para él, y desde aquí mi humilde rincón de pensar, recomiendo encarecidamente su canal de motos y surrealismo en lucha constante contra el imperio.
Y así, poco a poco pero con buena letra, nos hemos juntado más de 900 aficionados al MotoGP y a las motos en general en este nuestro canal, y cada domingo de carreras los que somos de Madrid, y algunos que no de vez en cuando también, quedamos en un bar de Torrelodones llamado: La Fulanita , a ver y comentar juntos las carreras cuando no son en horas intempestivas.
Y para ponerle la guinda al pastel, el pasado 3 de septiembre de 2023, en plena alerta de DANA en la Comunidad de Madrid, y con Adolfo Calles (Adolfo Bonneville), el Subpatrón, de viaje por Marruecos, Pipe Hinojosa, el Patrón, solicitó mi participación en el programa llamado After, en el cual comentan lo acontecido durante el fin de semana de carreras, y aquí tienen el resultado:
Hace unos días alguien preguntó que sucedería cuando llegáramos a los 1000 usuarios en el canal. Entre el brainstorming posterior, destacó la idea de conquistar Polonia. Así que los lerdos, porque la lerdiduz no quita lo previsor, empezaron a urdir los entresijos de la invasión. Se repartieron ministerios y demás cargos en el gobierno para diferentes figuras del motociclismo, a cada cual más hilarante. Incluso alguna secretaria y alcaldía se llegó a contemplar. Se establecieron territorios limítrofes para pequeñas escisiones del Frente Popular de Judea, como Acerbollán y Kuajajistan, para aquellos que seguramente por una infancia difícil en la que hubo escasez de cebolla y huevo, se han quedado con taras de tal gravedad que les hacen disentir de la Tortilla Española sin cuajar y con cebolla.
Llegan las navidades, y no hay nada más navideño que La guerra de las galaxias. Desde que de niño me llevaron mis padres a ver la trilogía original; y gracias al Imperio contrataca, aprendí a enfrentarme a la frustración, y a que era posible algo que hasta entonces consideraba inconcebible: que te dejaran a medias en el final de una película y hacerte esperar años para saber que sucedía a continuación. Continuando por los años en que esperaba la reposición en la televisión con el menor número de anuncios posible, hasta la Navidad de 2019 en la cual he visto la última entrega de la tercera trilogía en las amplias salas de cine de Kinepolis, cerrando la historia de tantos personajes y linajes que empecé a seguir tantos años atrás.
Una última película que he disfrutado mucho gracias también a encontrarme en un muy bonito momento de mi vida. Muchas veces olvidamos que nuestras circunstancias son el prisma con el que miramos, y el que convierte en las películas en buenas, malas, obras de culto o el nivel máximo: pedazos de nuestra vida. Por eso, no nos debemos olvidar de cuales eran nuestras circunstancias cuando vimos el capítulo IV: éramos niños, nunca antes habíamos visto efectos especiales así, nunca antes habíamos visto un universo tan rico para la imaginación de un niño, y lo que más nos gustaba era el cine de aventuras, espadas laser y los superhéroes (en este caso Jedis).
Timidez y reserva, son conceptos que en muchas ocasiones están ligados.
En mi opinión, el tímido es aquella persona que debido a inseguridades cualesquiera, sufre con nerviosismo el trato con personas con las que no mantiene confianza.
Se puede tener miedo a que pensarán de mi, desconfiar de las habilidades sociales ya sea en la conversación como en el comportamiento. Una imagen negativa de uno mismo, o diferentes complejos de cualquier índole también pueden llevar consigo la timidez.
Una persona reservada, es aquella que guarda con celo su intimidad. Lo considera algo muy valioso, de lo que no es merecedor cualquiera. Antes de desvelarse, requiere forjar una relación empática con la otra persona. Debe conocer bien a quien recibirá sus secretos, y estar segura de que los acogerá y guardará de la forma adecuada.
Hay personas reservadas que adolecen de timidez, pero es difícil encontrar tímidos que a su vez no sean reservados. El miedo, muchas veces fundado, es el lazo de unión entre timidez y reserva. Quien huye o evita las relaciones sociales por motivos distintos a los miedos e inseguridades no es alguien tímido, pero el tímido se ve atenazado por ellos a la hora de acercarse a hablar con aquel desconocido, o integrarse en ese grupo de gente que parece tan interesante. Y por supuesto, esto le hace reservado, ya que el mayor de esos miedos es desvelar su yo interior, y que este sea pisoteado o despreciado por una persona que realmente no era merecedora de dicho privilegio.
Muchos de nosotros, tímidos de pura cepa, hemos vivido una lucha interna desde nuestra adolescencia por vencer estos miedos e inseguridades. Motivados muchas veces por el anhelo a integrarnos en diferentes grupos sociales, o conectar con personas que nos interesaban, hemos ido trabajando a lo largo de nuestra vida como y de que hablar, así como de que forma comportarnos con desconocidos. Como quien tiene un mal físico, y debe entrenarlo con esfuerzo para poder realizar las mismas actividades físicas que quienes han nacido con cuerpos más atléticos. Pero no podemos dejar de entrenar habitualmente, y los nervios aunque mitigados, realmente nunca se van.
Pero no es ni bueno ni malo, ni mejor ni peor ser de una forma u otra. Supongo que es la forma que tiene cada uno de ser, de vivir y de recorrer el camino, ya sea decidida por uno mismo, o fijada por la infancia, educación o circunstancias. Como quien decide practicar el sexo en la primera, segunda o vigésima cita, o como quien sigue al Real Madrid, o es fan del Atlético. Los primeros seguramente tendrán un mayor número de vivencias, pero en contra los segundos las tendrán en menor número pero más intensas.
Cuando una persona reservada decide abrirse a alguien en concreto, le está ofreciendo a esa persona posiblemente lo más valioso que posee. Su yo interior, su ser. Sin duda se trata de algo muchísimo más importante que unas caricias, un beso, o sexo.
Mi madurez en la vida en ciertos aspectos va a fuego lento. Mucho tiempo atrás, por parte de una de las personas que más aprecio y respeto, recibí este regalo. Con ciertos atenuantes, pero sin disculpa, no supe ser merecedor del mismo y la confianza que depositó en mi mí amiga, se marchitó. La amistad y el cariño volvieron, pero eso que una vez llegó a unirnos tan íntimamente, no pudo ser restaurado. Supe en el mismo momento en que lo admití frente a ella, que sería así.
Por eso si alguien tímido o reservado deposita en ti tal confianza, que te desvela su ser. Recíbelo y cuídalo como se merece, ya que difícilmente recibirás un regalo más valioso e importante.
Cada vez son mas los días en los que apetece algo diferente, algún tipo de cambio aunque sea pequeño. Una nueva canción que traiga algo nuevo a lo escuchado hasta ahora, un nuevo lugar que no se parezca en nada a los visitados hasta el momento, alguna actividad que no se haya practicado anteriormente, conocer a una persona con pensamientos distintos a los habituales.
Dicen que cada cinco años el ser humano necesita realizar un cambio importante en su vida. Yo, de actitud y mentalidad inquieta, quizás se me haga largo este tiempo, y aunque se podría decir que no voy mal de cambios hasta el momento, viéndolo con perspectiva quizás ninguno haya sido realmente importante, si lo tomamos desde el punto de vista de cambiar lo que hacemos en nuestro día a día.
A veces es necesario que te digan las cosas desde fuera para que admitas las verdades que uno no quiere aceptar. Siempre he luchado, seguramente condicionado por mi entorno, contra el estigma de dejar cambiar de tarea antes de terminarla. Mi interés saltaba rápidamente de una cosa a otra con solo aventurar como sería el final de lo que estaba haciendo, sin esperar a que llegase realmente.
Un día una amiga me dijo que le sorprendía el tiempo que llevaba con mi ex-pareja, ya que siempre había pensado que yo era de los que se cansaban rápidamente de las cosas, probablemente llegó a esta conclusión mientras evaluaba en su día si era inteligente mantener alguna relación conmigo mas allá de un siempre rollete, y a fe mía, que razón tenía.
No sé si se puede aplicar cansarse rápidamente de las cosas, con cansarse rápidamente de la pareja. Siempre he sido muy sentimental, y me resulta difícil pensar que uno se pueda aburrir de los sentimientos. Una relación tiene muchos estadios por los que pasar que suponen cambios importantes en si misma. Espero no estar negando lo que no quiero admitir, y la verdad sea que no esté hecho para pasar demasiado tiempo junto a la misma persona, pero quiero pensar que los lazos afectivos, y es más, el amor, es más importante que la necesidad de cambio y sensaciones nuevas, aun en las personas que tienen mayor necesidad de ellas.
A fin de cuentas, los lazos entre las personas o se rompen, o se hacen mas fuertes con el tiempo. Lazos que permiten al ser humano conectar con otros, y mitigar la insoportable levedad del ser, y su intrínseca soledad.
Así que voy a ver si encuentro algo nuevo y refrescante en el Spotify pero sin que sea tendencia en Radio3, descargo alguna película que no tenga nada que ver con la ciencia ficción o los superhéroes, y me hago Runner, Hipster o del Rayo Vallecano.
Actualización: Navegando por Spotify, descubro a Calle13, gracias a una tema que tienen junto a Silvio Rodríguez: Ojos Color Sol, y me paso un buen rato pensando en que playlist colocar la canción sin atreverme a crear una categoría nueva, quizás lo insoportable realmente no sea la levedad, si no la contradicción del ser.
Los gatos no lloran, tienen que inyectar paquetes.