El momento en que aprendimos a mentir

El momento en que aprendimos a mentir ¿Cuándo aprendimos a mentir? Probablemente, cuando hizo mucha falta. En los tiempos remotos, el entorno era extremadamente duro. Hoy sabemos que en África quedaron apenas unos miles de personas para iniciar la emigración a otros continentes. Sólo Dios sabe lo que sufrieron nuestras especies más allegadas a lo largo del último millón de años. Las cosas empezaron a cambiar para mejor cuando uno de aquellos testigos –contemplando cómo un rebaño alocado de mamuts arrasaba su valle– le dijo al otro: “¡Qué bella es la naturaleza!”, cuando le soltó la primera mentira.

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